Las empresas viven el que, probablemente, sea el peor momento de su historia reciente. Ni siquiera la crisis que nació en el año 2008 fue tan nociva como la que estamos viviendo ahora. En aquella ocasión, poco a poco nos dimos cuenta de que la situación iba a peor. Lo que sucedió en marzo del año pasado fue un golpe tremendo y que no nos esperábamos, por lo que todas nuestras previsiones cayeron de un plumazo casi sin que nos diéramos cuenta. Esto ha provocado que el margen de reacción para todo tipo de entidades haya sido mínimo.
Por suerte, la conciencia acerca de todo lo concerniente a la salud de nuestro medio ambiente está empezando a crecer de una manera interesante. Era una de las grandes necesidades de nuestra sociedad y no cabe la menor duda de que tenemos que celebrar que así sea. Desde luego, no cabe la menor duda de que la Tierra se encuentra un estado peligroso y que requiere de toda nuestra atención. De lo contrario, tenemos un problema que seguramente se convierta en una verdadera tormenta más bien pronto que tarde. Y esa no es precisamente la intención que perseguimos.
En la sociedad de hoy todo pasa muy deprisa. El mundo en el que vivimos cambia y todos sus actores nos movemos con una rapidez inusitada hasta ahora en la Historia. El dicho empleado por Antonio Lobato en sus retransmisiones de Fórmula 1, que afirmaba que “si pestañean, se lo van a perder”, es un fiel reflejo de lo que es la realidad a día de hoy. Y es que no podemos permitirnos el lujo de acomodarnos. Todo se mueve y lo que hoy es de una manera mañana es de otra. O lo que hoy está aquí mañana está a miles de kilómetros de distancia.