Cuando mi novia me habló por primera vez del tantra me asusté y pensé que se le estaba yendo la olla. Pues para mí, los seguidores de este tipo de terapia se asemejaban a unos iluminados, como lo eran por ejemplo los seguidores del gurú del sol o no sé qué… ¡Prejuicios míos! No, lo que ella quería para la pareja que formábamos era asistir a unos cursos impartidos por Maite Domènech, una célebre especialista en tantra de Barcelona, que ponía a la disposición de sus pacientes una amplia variedad de cursos de tantra para sanar todo tipo de desequilibrios emocionales o simplemente para ayudarles a vivir una vida plena, porque el tantra era sobre todo eso: el arte de vivir la vida en su totalidad…
Y bueno, mi novia añadió con un tono pícaro que ella quería probar lo del sexo tántrico. Me entró entonces pánico, pues si ella quería experimentar este tipo de sexualidad es que ¡quizá se había cansado de mí o que yo ya no la satisfacía! ¡Miedos míos! Pero me tranquilizó enseguida contestándome que lo único que quería era salir un poco de la rutina, de la monotonía, de lo establecido y de la vida sosa en general.
También especificó que el sexo tántrico no era el sexo como lo entendíamos en nuestras sociedades occidentales y modernas, a saber y por así decir, ¡sólo genital! ¡No! El sexo tántrico era una especie de sexualidad en el que el placer se disfrutaba en toda su esencia, a todo el cuerpo y a su conjunto. De hecho, la parte sexual del tantra era mínima dentro de dicha filosofía…
Una práctica sexual repleta de mitos y leyendas
Amo con locura a Lola. Es el amor de mi vida. Llevamos cinco años juntos y cada día la quiero más (yovi yova…). En serio, por ella haría cualquier cosa. Entonces, como os lo habréis figurado, cuando me pidió que asistiésemos juntos a los cursos de tantra, pues naturalmente le dije que sí. Y bueno, debo admitir que a raíz de esta nueva experiencia me di cuenta de que el sexo tántrico estaba lleno de falsos mitos y leyendas. Yo, al igual que una gran mayoría de personas, pensaba que esta práctica sexual tenía ciertas similitudes con el kamasutra, cuando en realidad no tiene en absoluto nada que ver.
El sexo tántrico es sólo una parte ínfima de la filosofía de vida denominada tantra, una corriente que nació en Oriente hace más de cuatro mil años. Tampoco nada tiene que ver con la falsa creencia de que con simplemente mirarse a los ojos se llegará a obtener orgasmos a repetición. Otro de los mitos sobre el objetivo del sexo tántrico es asimismo el de buscar retrasar la eyaculación o que se pueda practicar durante horas y horas. Lo dicho… ¡una práctica sexual repleta de mitos y leyendas! En realidad, el sexo tántrico consiste en dejarse llevar por el placer, aprender a disfrutar del sexo en total libertad y sin el menor tabú…
A menudo, hablamos o tenemos ideas preconcebidas sobre cosas, temas o personas sin saber en definitiva nada sobre ellas, ¡yo el primero! Pero gracias a este curso he aprendido mucho. Mi mente, cuerpo y espíritu se han abierto a nuevas y placenteras experiencias en todos los sentidos. La plenitud, según la filosofía tantra, está basada en cuatro pilares (o llaves) que son: estar y disfrutar con los cinco sentidos del tiempo presente, aceptar a los demás con sus pros y sus contras, es decir tal y como son, y sobre todo aceptarse a sí mismo. Saber expresar nuestros sentimientos y pensamientos sin miedo ni vergüenza es otro de los fundamentos de esta corriente. Por fin, fluir y dejar fluir si no se puede modificar algo… Esos cuatro preceptos son los pilares del tantra. A día de hoy, he dejado muchos de mis miedos y prejuicios de lado. Quiero seguir aprendiendo y avanzando. Total, la vida son cuatro días y hay que disfrutarla y vivirla a tope. Me da igual lo que piensen los demás, yo soy feliz y todo ello se lo debo en parte a la profesionalidad de Maite Domènech, y a mi alma gemela Lola…