El pasado diciembre, Atlanta quedaba conmocionada de un fatal tiroteo en el que se había visto envuelto una madre y sus tres hijos que habían acudido a comprar con su pastor alemán, Noah, a uno de los centros comerciales de la ciudad estadounidense. Por razones que se desconocen, otro conductor arremetió contra ellos con su pistola y efectuó varios disparos hacia el interior del vehículo. Sin dudarlo, al oír las deflagraciones, el perro interpuso su cuerpo formando una barrera entre el agresor y la familia indefensa. Noah recibió los disparos que, de otro modo, hubieran acabado con la vida de los pequeños y su madre. Una de las cámaras de seguridad del centro comercial recogía además cómo, a continuación, después de que las fuerzas del orden redujesen al asaltante, el heroico perro trataba de refugiarse agonizante en la parte trasera del edificio, apartada de la vista de la gente. Allí, fallecería finalmente a causa de sus heridas.
Este triste suceso sirve no obstante para demostrar la lealtad incondicional y el amor natural de una de las razas de perro más queridas y populares: el pastor alemán. No es por tanto extraño observar su presencia cotidiana como perro de compañía incluso en entornos urbanos, como compañero de juego de los niños (y adultos) de la familia, como insobornable guardián de las fincas rurales, como ayudante de las unidades de policía y del ejército o incluso como estrella del séptimo arte: Rin Tin Tin, interpretado sucesivamente por varios pastores alemanes, sería durante los años veinte y principios de los treinta la salvaguarda contra la acechante bancarrota del más tarde poderoso estudio Warner Brothers gracias a una serie de veinte filmes, un espectáculo de radio y una serie de televisión cuyo éxito le valdría además el reconocimiento oficial con su propia estrella en el Paseo de la fama de Hollywood. La inteligencia, la honestidad y la capacidad de adaptación son los rasgos que permiten la realización de todas estas hazañas.
Criado en origen para el pastoreo de los rebaños de ovejas, el pastor alemán es el fruto de los cruces ensayados en el siglo XIX por el militar germano Maximilian von Stephanitz, quien buscaba un perro con el suficiente intelecto como para dominar el pastoreo en las praderas abiertas y, a la vez, con la suficiente valentía y fuerza como para hacer frente a la amenaza del lobo, un animal por entonces más numeroso y temido en el campo de lo que es en la actualidad. Debido a sus excelentes prestaciones como perro de trabajo, pronto sería adoptado por el gobierno alemán como el perro oficial de sus cuerpos de policía. Desafortunadamente, sería durante las dos guerras mundiales cuando el pastor alemán fuese reconocido en todo el mundo por sus aptitudes para la defensa del espacio, la agresividad en el ataque a extraños y el rastreo de pistas -¡hasta Hitler tenía su propio pastor alemán en el Refugio del Águila!-. En cualquier caso, el pastor alemán se había ganado el aprecio de propios y extraños, ya que se le considera un animal vigoroso, despierto y sociable, adaptado al dedillo a la convivencia con el hombre.
Como explican desde el centro canino Carpe Diem -sede de criaderos de pastor alemán especializados en una cría y venta de cachorros de pastor alemán sostenible y respetuosa con la naturaleza y la vida de estos animales-, las condiciones ideales de esta raza pasan por guardar un perfecto equilibrio entre un brillante aspecto físico y un temperamento estable. La apariencia del pastor alemán lo etiqueta como un perro fuerte y de proporciones armoniosas, con un peso medio aproximado de entre 30 y 40 kilos y una altura de 60 y 65 centímetros en el caso de los machos –el tamaño de las hembras es unos diez centímetros y diez kilos inferior-. El pastor alemán se caracteriza por su cabeza picuda y sus orejas erectas y puntiagudas, compensadas con el total del cuerpo, y su coloración parduzca mezclada con negro en el lomo –si bien existen asimismo variaciones de pastores alemanes que son por completo de color blanco neutro o negro azabache-. Por otro lado, la longevidad de los ejemplares de esta raza acostumbra a rondar los 12 o 14 años.