Todavía hoy sigue llamándome poderosamente la atención el número de dinero, personas y género que moviliza un negocio como el de la moda en todo el mundo. Caminar por una céntrica calle de una gran ciudad europea como Madrid, París o Milán basta para darse cuenta de ello y para comenzar a comprender que, como ya vengo creyendo desde hace tiempo, la moda está de moda.
Sin embargo, un sector como este está dividido en una serie de subsectores que en ocasiones no tienen absolutamente nada que ver. Y es que en un negocio como la moda existen prendas y complementos para todo tipo de personas. Además de que no supone lo mismo ser hombre o mujer, los gustos también suelen diferir en función de otras variables como lo pueden ser la capacidad económica o la edad.
Desde mi punto de vista, el más atractivo de los subsectores que tienen que ver con la moda es el que afecta exclusivamente a las mujeres. Pienso que, si se sabe trabajar en él, es el que más beneficios puede proporcionar a causa de la gran variedad de prendas y complementos que comprenden y que hacen las delicias de muchas clientas que buscan en la elegancia, el glamour y el estilo su carta de presentación.
Hace algunos meses hablé, después de mucho tiempo, con una antigua compañera de la facultad. A pesar de que ambos habíamos estudiado Empresariales, nuestros caminos habían transcurrido por muy diferentes senderos. Me comentó que se dedicaba a la venta de ropa de mujer en Madrid, y fue éste el germen que yo necesitaba para comenzar a obtener información acerca del negocio de la moda en todo el mundo y especialmente en España.
El pasado mes de noviembre estuve en la capital para hacerle una visita. Tenía ganas de ver su tienda y el tipo de género que ofertaba para sus clientas. Ella misma me había contado que el negocio marchaba en perfectas condiciones y que las prendas que ponía a disposición de la clientela se vendían con una rapidez que en ocasiones parecía sorprendente.
Intrigado, decidí preguntarle qué empresa le proveía de todos esos artículos con los que se estaba ganando una fama y un dinero para nada despreciables. Fue entonces cuando me habló de HHG, una entidad que hacía las veces de mayorista y que le surtía con vestidos, blusas, chaquetas e incluso ponchos. Una vez que pude pisar su tienda y comprobar la calidad de dichas prendas, entendí el por qué del éxito de mi antigua compañera en un negocio como este.
La calidad, determinante
Ella misma me comentaba que la principal ventaja de su tienda era precisamente esa, la de la calidad. “No quiero vender medianías, quiero lo mejor para la gente que confía en mí para vestirse”, fueron sus palabras. Y es por eso por lo que siempre ha confiado en HHG, uno de sus proveedores desde el momento en el que abrió la tienda: “Antes de embarcarme en un proyecto como éste, ya había contactado con ellos para conocer de primera mano el tipo de productos que me podrían suministrar”, me contó. El final de la historia no podía ser otro: “Como vi que las prendas eran modernas, estaban muy trabajadas y había una variedad importante, me lancé a abrir el negocio”.
Y así hasta ahora. El negocio funciona de maravilla durante todas las estaciones del año, y la verdad es que todo indica que va a seguir así por aquello que os decía al principio: que la moda está de moda. Por mi parte, solo puedo sentir envidia, una envidia que por supuesto es sana pero que también me permite comprender lo importante que es saber estar informado y conocer de primera mano dónde existen oportunidades de negocio antes de que éstas se presenten. Esa información vale, desde luego, mucho más que el dinero.