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Como afronta la psicología el sentimiento de culpa

Pienso que no hace falta explicar lo que es la culpa, pues es un sentimiento que todos en algún momento de nuestra vida lo hemos sentido, está considerada como una emoción humana negativa que a nadie le gusta experimentar, pues nos hace sentirnos mal. En ella se integran emociones tan fuertes como la tristeza, el dolor, la amargura o la angustia. Suele presentarse ante una situación que hemos gestionado mal (por no tener la suficiente información, por no tener la paciencia necesaria…) o ante una falta que hemos cometido, o así lo creemos, ante otra persona por la que le hemos creado, o por lo menos así lo pensamos, un cierto malestar.

La culpa, aunque se trata de un sentimiento negativo, tiene una faceta positiva, nos ayuda a reflexionar sobre nuestro comportamiento, ayudándonos a modificarlo con el fin de evitar caer en los mismos errores en el futuro. Esta función ya la realizan nuestros padres, abuelos o profesores cuando, durante nuestra infancia, nos recuerdan nuestro mal comportamiento, cuando hacemos algo mal o al menos si no hemos actuado conforme ellos esperaban que lo hiciésemos transmitiéndonos lo decepcionados, desilusionados o contrariados que están con nuestra actuación, todo ello con el fin de cambiar nuestro comportamiento haciéndonos sentir mal por lo que hicimos. Una vez que hemos entendido el mensaje nuestros educadores nos enseñan cómo escapar de esta culpa para recibir su aprobación. Aunque esta culpa tiene un efecto positivo o educacional, también se puede convertir en un arma extremadamente poderosa para manipular el comportamiento de las personas. Célebre es la reflexión el acreditado psiquiatra Enrique Rojas Montes que dice que debemos “Desterrar el sentimiento de culpa, ya que nos hace susceptibles de chantajes morales de terceros”.

La culpa también puede estar a veces relacionada con la necesidad que tienen algunas personas de contar con la aprobación externa de sus actos o pensamientos. No todos experimentamos un sentimiento de culpa ante las mismas cosas y no toda la culpa tiene un origen reprochable, pues puede estar influida por factores como nuestra cultura, el estilo de educación, la religión, sociedad excesivamente moralista, figuras familiares excesivamente protectoras, perfeccionistas o chantajistas…, que no tienen en cuenta nuestros propios intereses y necesidades como individuos lo que provoca que determinadas personas vivan acarreando un sentimiento de culpa que los tiene atados y, en cierta medida, fracasados a nivel emocional, como puede ocurrir a determinadas personas que, por su relación laboral, tengan que pasar largas temperadas lejos de su familia y de su hogar. El sentimiento de abandono de sus hijos puede estar detrás de profesiones como viajante de comercio, marineros, conductores de transportes de larga distancia… Por ello, una empresa tan implicada en el bienestar de sus trabajadores como Transportes Cars, la cual os recomendamos por su responsabilidad social corporativa y eficiencia, trabaja cada día, además de que para que sus clientes logren la mayor de las satisfacciones, también para que sus operarios no sientan este tipo de sentimientos y estén más tiempo con sus familias.

Además, para evitar el sufrimiento y malestar que nos provoca la culpa es importante reflexionar sobre lo que nos está pasando y entender el por qué nos sentimos de ese modo, qué es lo que nos ha provocado esa sensación de dolor, puesto que solamente así seremos capaces de afrontar la situación de una forma eficiente. Asimismo, algunas soluciones podrían pasar por pedir disculpas o perdón, en el caso de que sea necesario, a una determinada persona por nuestro comportamiento, explicar la situación a un amigo o persona de nuestra confianza para tomar perspectiva de la situación y que nos den su opinión, valorar si por las circunstancias podríamos haber hecho otra cosa o actuar de otro modo, pasar página pues en la vida todos cometemos errores y debemos saber perdonarnos a nosotros mismos.

La psicología del perdón

Hay personas que son capaces de perdonar los errores de su peor enemigo, pero no son capaces de perdonarse a sí mismos, normalmente se trata de personas muy autoexigentes que se culpan constantemente por cada pequeño error que cometen y no se perdonan nada, pero siempre se debe tener una cosa clara, si perdonamos a los demás debemos tener el mismo rasero con nosotros mismos, una vez que nos hayamos perdonado habremos dado un gran salto de calidad en nuestra vida, ya que a partir de aquí seremos capaces de superar los problemas o errores del pasado, encontrar la tranquilidad y felicidad, amarnos a nosotros mismos y mirar el futuro con una nueva visión.

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