Los protagonistas en el artículo de hoy son nuestros mayores. La tercera edad, o la vejez como la llaman algunos, es una época de contrastes para las personas. Por un lado, la vida laboral ha terminado y hay más tiempo para dedicarse a otras cosas más placenteras que trabajar: viajar, leer una novela, encargarse de los nietos… Pero, por el otro lado, es una edad en la que es muy fácil padecer problemas de salud como podrían ser la artritis o la pérdida de la agudeza sonora o visual.
Esta es una edad en la que cuanto más cerca podamos tener a un médico, especialista o cuidador, más seguros nos sentiremos. En España hay muchos ancianos que se encuentran completamente solos y que no tienen por tanto esta seguridad. Es importante que si tenemos algún familiar así nos aseguremos bien de que recibe el trato adecuado.
Esto es lo que hicimos mi familia y yo con mi abuela. Ella era viuda, mi abuelo había muerto varios años antes de que la mujer comenzara a tener serios problemas de movilidad a causa de la artrosis que padecía. Al principio, mi padre no quería que la sacaran de su casa: “en su casa mejor que en ningún sitio”, decía. Por eso contrató a una mujer para que se encargara de manera pormenorizada de ella.
Pasado un tiempo, la mujer decidió dar por finalizado su trabajo porque mi abuela seguía empeorando y no dejaba de dar trabajo a todas horas. Contratamos a otra chica y ocurrió exactamente lo mismo. Mi abuela comenzaba a padecer alzheimer y la situación comenzaba a escaparse de las manos de mi padre. Era necesario emplear otra técnica para que mi abuela estuviera en perfecto estado.
La solución consistía en trasladarla a una residencia. Allí tendría todos los cuidados necesarios de la mano de profesionales cualificados. Aunque en un principio se había negado a sacarla de casa, mi padre accedió a llevar a cabo esa opción. Eso sí, quería asegurarse de que la abuela iba a estar en manos de los mejores cuidadores, así que comenzó a informarse para encontrar la residencia que mejor se ajustara a sus pretensiones.
Después de unos días, me informó de que había encontrado una que le parecía adecuada. Me facilitó la dirección, que era www.sanvital.es, una residencia en la que nos asegurábamos de que iba a estar atendida durante todo el tiempo que allí estuviera. Nos pusimos en contacto con ellos y, finalmente, trasladamos allí a mi abuela.
Estuvo allí unos dos años, hasta que falleció. Fueron dos años en los que, a pesar de los dolores que padecía y de que ya se había olvidado de muchas cosas, recibió un trato excelente y, sobre todo, cercano y tierno, algo que complementábamos nosotros con nuestras visitas diarias. Allí, ella fue feliz y querida durante la que fue la última etapa de su vida, algo que nosotros agradecimos enormemente.
No les dejemos solos
España es uno de esos países que más está sufriendo el envejecimiento progresivo de su población. En la actualidad, el grupo de personas que supera los 65 años es el equivalente al 18% de la nación española, un porcentaje para nada despreciable y que además representa a personas que necesitan una ayuda pormenorizada en una cantidad importante de aspectos.
Ese grupo de personas mayores de 65 años sufre en la actualidad una realidad bastante dura: la de encontrarse solos. Según se puede desprender de este artículo publicado por la agencia de noticias Europa Press en septiembre de 2014, millón y medio de ancianos vivían solos en nuestro país, una cifra que, actualizada para agosto de 2016, puede ser incluso mayor.
Por eso es necesario estar al corriente de todas sus necesidades. No hay derecho a que una persona mayor se encuentre sola y desamparada. Gracias a la colaboración de la Administración Pública y personal como el de www.sanvital.es, muchas personas mayores reciben la atención que necesitan y pueden vivir rodeadas de gente y, sobre todo, de vida.