Hacer revisiones frecuentes de nuestra vista es importante para mantener una buena salud visual. En el caso de que no se tengan problemas de visión se recomienda de forma genérica acudir al oftalmólogo cada dos años en edades comprendidas entre los 18 y 49 años. En el supuesto de niños, adolescentes, mayores de 50 años, diabéticos o personas con gran miopía, las revisiones deben ser anuales, para prevenir enfermedades del ojo como, por ejemplo, el glaucoma, una enfermedad en la que la detección temprana y con el tratamiento adecuado puede preservarse la visión.
El glaucoma es una enfermedad que daña progresivamente el nervio óptico y se produce, en la mayoría de los casos, cuando el sistema de drenaje de los ojos se tapa o funciona mal y el líquido que tenemos en el interior de los ojos, denominado humor acuoso, no se puede drenar, aumentando progresivamente la presión en el interior del ojo. Si esta presión se mantiene alta por mucho tiempo se puede dañar el nervio óptico. En este campo, las clínicas oftalmológicas Centrofama son especialistas oftalmológicos en tratar el glaucoma, por lo que nadie mejor que ellos para ser los encargados de revisar, diagnosticar, valorar e informar al paciente sobre su enfermedad ocular.
Por lo general, el glaucoma suele estar presente en ambos ojos, pero la presión intraocular comienza a acumularse normalmente primero en un solo ojo, provocando pequeñas pérdidas de visión, que comienzan generalmente por la visión periférica, por lo que al principio pueden pasar desapercibidas para el paciente, de ahí la importancia de las revisiones periódicas.
Dado que el glaucoma no es doloroso, podemos decir que los primeros síntomas serían:
- Visión borrosa.
- Dolor de cabeza y ojos.
- Aparición de halos de color alrededor de las luces brillantes.
- Dificultades para adaptarse a la oscuridad.
- Náuseas y vómitos.
- Perdida repentina de visión.
Ante estos indicios, el oftalmólogo realizará un reconocimiento básico que deberá incluir la medición de la presión intraocular, una revisión del nervio óptico y la realización de una campimetría o campo visual.
¿Qué grupos de personas tienen mayor riesgo de sufrir esta enfermedad?
- Mayores de 60 años.
- Personas miopes.
- Personas con diabetes.
- Ascendencia africana.
- Personas con antecedentes familiares, debido a su carácter hereditario.
- Presión intraocular alta.
Tenemos que tener claro que, una vez detectado, el glaucoma es una enfermedad crónica e irreversible, es decir, a día de hoy, no se puede recuperar la visión perdida, pero lo que sí se puede hacer es detener el proceso de pérdida visual, intentar conseguir que no vaya a más. Para ello, los tratamientos persiguen la disminución o el restablecimiento de una presión intraocular normal y se llevan a cabo mediante:
- Aplicación de colirios. Salvo que haya daños muy importantes en el nervio óptico, es lo que se prescribe. Se debe aplicar una sola gota en el ojo, sin tocar el cuentagotas. La conservación del colirio, una vez abierto el envase, es de un mes por lo que, si todavía no se ha terminado una vez transcurrido este tiempo, se debe retirar.
- Quirúrgico. Puede ser mediante cirugía láser o cirugía tradicional. El éxito de la operación dependerá de cómo esté afectado el ojo, de la edad de la persona, de si tiene o no otras enfermedades asociadas, si es de curso lento o agresivo, etc.
¿Cómo puede ayudar una familia a alguien que ve mal?
Para los casos en lo que alguien ve mal, la familia puede ayudar a mantener la independencia de las personas afectadas, entre otros, mediante los siguientes consejos:
- Mantener un entorno ordenado, no dejar cosas de por medio. Es fácil que la persona afectada no las vea y tropiece.
- Mantener la ubicación de las cosas en un mismo lugar, no cambiar las cosas de sitio. La persona afectada tiene su rutina y sabe cuál es el lugar de cada cosa, si las cambiamos no las encontrará. En caso de cambiarlas, informar de ello.
- Ayudar al afectado en todo lo que necesite o solicite ayuda, sin intentar sobreproteger.
- No forzar a recibir una ayuda no solicitada.
- Las puertas y ventanas deben estar totalmente abiertas o cerradas.
- Las puertas de armarios y cajones deben permanecer siempre cerradas.
- Las sillas deben permanecer siempre debajo de la mesa o pegadas a la pared, nunca dispersas en medio de una habitación.