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La importancia de cuidarse los pies.

Los pies son uno de los órganos más importantes del cuerpo. Aguantan nuestro peso y son los responsables de la locomoción. Descuidarlos puede acarrear problemas que afecten a la columna vertebral, la cadera, así como el aumento de la probabilidad de sufrir esguinces y rotura de ligamentos.

Las malas posturas a la hora de caminar, utilizar un calzado con el que no nos encontramos cómodos o de mala calidad y ciertos condicionantes genéticos pueden generar problemas en nuestros pies.

Por lo general, no le prestamos la importancia que merecen. Dejamos que se vayan desarrollando sin ser conscientes de que cuanto más tiempo estén presentes, más difícil será erradicarlos.

En otras ocasiones, tomamos soluciones rápidas que alivian los síntomas, pero no erradican el problema. Es, por ejemplo, cuando acudimos al callista para que nos lime los callos que nos han aparecido en la planta del pie. Notamos alivio al caminar durante unos días, pero los callos vuelven a aparecer y en poco tiempo continuarán incomodándonos.

La mejor forma de resolver estos problemas es acudir a un podólogo. Un profesional sanitario especializado en el cuidado de los pies. Es el caso de Javier, un hombre de mediana edad de Las Rozas (Madrid) que acudió a la clínica Icoa, una clínica multidisciplinar con servicio de podología, en el que además de hacerle un estudio pormenorizado de sus pies, le recomendaron que se colocara unas plantillas anatómicas para redistribuir el peso del cuerpo. De esta forma ha conseguido eliminar, con el tiempo, las callosidades.

Es este caso concreto, el problema venía de que tenía un arco pronunciado en la planta del pie, que cargaba todo el peso del cuerpo de las almohadillas. Es importante analizar cada caso y no limitarnos a corregir los síntomas. Es la única forma de solucionar los problemas que sufren nuestros pies. Abordamos en este artículo algunos de los más habituales.

Callos en los pies.

Los callos y callosidades son capas gruesas de piel muerta que surgen por un roce o presión continuada sobre un punto determinado de los pies o las manos. Dice la revista médica Medlineplus que no son afecciones graves, pero causan dolor al caminar.

Piensa en lo incómodo que es caminar con una piedrecita que se te ha metido dentro del zapato. Pues los callos son un obstáculo permanente alojado en nuestro pie. Los problemas derivados en otras partes del cuerpo no vienen motivados por la existencia del callo en sí, sino por las posturas que adoptamos al caminar para no sentir dolor y que pueden afectar, con el tiempo, a la cadera y a la espalda.

En muchas ocasiones, las callosidades en los pies están causadas por el uso de un calzado inadecuado que nos aprisiona una parte del pie al caminar o al estar de pie. Son, por ejemplo, los callos que nos aparecen en los dedos de los pies cuando usamos unos zapatos que nos aprietan.

Otras veces son consecuencia de otro problema. Como los callos que aparecen sobre los juanetes o los pies planos o con un arco demasiado pronunciado que pueden dar lugar a la aparición de callosidades sobre las almohadillas.

Los callos son un mecanismo natural de defensa del cuerpo; sin embargo, eso no impide que nos causen dolor. Uno de los problemas de los callos es que suelen desarrollar una raíz que va creciendo hacia el interior del pie. Esto hace que se vuelvan a reproducir aunque los hayamos limado y que cada vez sean más dolorosos. Si no extirpamos la raíz, el callo estará siempre presente en el pie.

Juanetes.

Un juanete es una protuberancia que surge en la parte exterior del dedo gordo, deformando el pie y alterando su estructura ósea. Con la aparición del juanete, el dedo gordo se inclina hacia los otros dedos, cargando todo el peso sobre el segundo dedo, dificultando la forma de caminar y causando dolor al hacerlo.

Por otro lado, debajo del juanete se va desarrollando el hueso de forma anómala, creando una zona especialmente sensible, por lo que es incómodo calzarse determinado tipo de zapatos.

Frente a lo que piensa algunas personas, los juanetes no son hereditarios. Lo que es genético es la forma del pie y el patrón de la pisada. Por lo que si se ejerce una presión excesiva sobre el primer metatarsiano, puede hacer que este se deforme. Algunas causas de la aparición de los juanetes son:

  • Estructuras óseas defectuosas como el pie plano.
  • Ligamentos excesivamente flexibles, que no mantienen compactado el pie al caminar.
  • Enfermedades como la artritis reumatoide.
  • El uso de zapatos de tacón de aguja y otros demasiado puntiagudos.

Los juanetes son una deformidad progresiva. No aparecen de un día para otro, sino que se van formando y creciendo paulatinamente. Como bien dice un artículo publicado en el diario.es, la forma más efectiva de eliminarlos es mediante una operación quirúrgica.

La fascitis plantar.

Menos frecuente que los anteriores, es una de las afecciones más dolorosas que pueden sufrir nuestros pies. Consiste en un dolor punzante en el talón que se aprecia al dar los primeros pasos de la mañana, o cuando el afectado se pone de pie después de estar un tiempo sentado.

Es una inflamación de la banda gruesa de tejido que conecta el talón con los dedos de los pies. Es decir, la plantilla muscular natural que cubre toda la planta del pie. Suele aparecer como consecuencia de un desgarro o estiramiento en alguna parte de la banda, si bien sus causas determinantes siguen siendo desconocidas.

Se sabe que determinados sectores de la población son más propensos a padecerla. Es el caso de los corredores de fondo, personas con sobrepeso, individuos que padecen de pies planos o de arco plantar alto, y trabajadores que por su actividad permanecen horas de pie sin apenas moverse de unos pocos metros cuadrados, como pueden ser vigilantes de seguridad, obreros de algunas fábricas y dependientes de comercio.

La fascitis plantar suele aparecer entre los 40 y los 60 años, y en su desarrollo puede acarrear dolencias en las rodillas, la cadera y la espalda.

Dedos en garra.

Consiste en una flexión de los dedos 2º, 3º, 4º y 5º que genera una malformación de los mismos. En lugar de que los dedos de los pies estén estirados, se presentan arqueados, flexionados, sin posibilidad de poder estirarlos.

Afectan la forma que tenernos de caminar, ya que alteran la distribución natural del peso. Por otro lado, causan dolor, tanto en la parte superior de los dedos, al rozarse contra los zapatos, como en la planta de los mismos.

En un primer momento, cuando la deformación aún es flexible, se puede intentar corregir mediante la colocación de apósitos correctores de silicona o por medio de una plantilla ortopédica que redistribuya el peso sobre el pie. Si la inflamación se ha vuelto rígida, la única solución es la intervención quirúrgica.

El pie diabético.

Es una consecuencia tardía de la diabetes que requiere un seguimiento especial, ya que de desarrollarse puede dar lugar a la amputación.

Su primera manifestación es la aparición de pequeñas yagas en los pies. Si estas no se tratan tiempo, el daño se multiplica exponencialmente, afectando, con el tiempo, a los nervios de los pies y de las piernas, hasta hacer que la planta de los pies se vuelva insensible.

Esto es muy peligroso, pues el diabético puede sufrir una herida en el pie y está infectarse sin que se llegue a dar cuenta. El control de la salud de los pies en el caso de las personas diabéticas es un asunto de capital importancia.

Uña encarnada.

Las uñas encarnadas son aquellas en las que una parte de la uña se incrusta en la carne blanda del dedo. Suele presentarse sobre todo en el dedo gordo. Van creciendo hacia el interior del dedo causando desgarro, dolor y una posible inflamación.

Otra vez más, el uso de un calzado inadecuado suele ser la principal causa de aparición. Si practicamos algún deporte o caminamos con frecuencia y usamos un calzado que nos aprieta en la punta de los dedos, esto puede desplazar ligeramente la uña y hacer que crezca de una forma irregular.

Por suerte, las uñas encarnadas se pueden corregir mediante el uso de vaselinas o introduciendo un pequeño algodón en el borde de la uña, evitando que se incruste en el dedo y corrigiendo la dirección de su crecimiento.

Hongos en los pies.

La infección por hongos suele ser otro de los problemas más habituales que pueden padecer nuestros pies. Se transmiten fácilmente en ambientes húmedos y transitados como una piscina o los baños de un gimnasio.

Utilizar zapatos de mala calidad, donde el pie no transpira bien, crea un caldo de cultivo que favorece su desarrollo. La infección por hogos se combate con el empleo de fungicidas. El problema se agudiza cuando los hongos se instalan bajo las uñas de los pies, haciendo más dificultosa su eliminación, al tiempo que infectan las uñas.

El cuidado de nuestros pies es un tema de salud importante que no debemos menospreciar.

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